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Fuente: PORTAL VETERINARIA

www.portalveterinaria.com

Fecha: 20 de Septiembre de 2023

Autores: Carmen Álvarez-Delgado1, Inés Ruedas-Torres1,2, Fernanda Larenas-Muñoz1, Karola Fristiková1, Macarena Rodríguez-Ruíz1, José M. Sánchez-Carvajal1, Irene M. Rodríguez-Gómez1, Librado Carrasco1, Francisco J. Pallarés1 y Jaime Gómez-Laguna1
1Departamento de Anatomía y Anatomía Patológica Comparadas y Toxicología. Facultad de Veterinaria, Universidad de Córdoba, España. Pathology and Immunology Group (UCO-PIG), UIC Zoonosis y Enfermedades Emergentes (ENZOEM).
2United Kingdom Health Security Agency (UKHSA Porton Down), Salisbury, Reino Unido.

Las prohibiciones y restricciones que han ido surgiendo en el sector porcino a lo largo de las últimas décadas en relación con el uso de antibióticos y oligoelementos, como el óxido de zinc, han llevado a la búsqueda de diferentes alternativas nutricionales que mejoren tanto la salud intestinal como el rendimiento de los animales. En este sentido, los ácidos orgánicos, prebióticos, probióticos, posbióticos, vitaminas, enzimas, algas marinas, péptidos antimicrobianos, nucleótidos o extractos de plantas son algunas de las propuestas que se han convertido en una interesante elección como aditivos en la alimentación porcina. Diferentes estudios han demostrado cómo estos nuevos aditivos favorecen la integridad de la mucosa intestinal, el metabolismo, la digestibilidad, el fortalecimiento de la inmunidad, la reducción en la incidencia e intensidad de la diarrea posdestete en los lechones, así como la mejora de los índices productivos. Sin embargo, no existe una alternativa ideal ni aceptada globalmente, y la idoneidad de la inclusión de unos u otros aditivos debe ser evaluada en función de las características de la granja donde se implementaría. Por ello en este artículo hacemos una revisión de los efectos de los principales aditivos que se están utilizando o probando en la actualidad en alimentación porcina.

Palabras clave: alternativas nutricionales, alimentación porcina, salud intestinal, aditivos

Nutritional alternatives to the use of antibiotics and zinc oxide in the swine industry

The bans and restrictions that have arisen in the swine sector over the last decades regarding the use of antibiotics and trace elements, such as zinc oxide, have led to the search for different nutritional alternatives to improve the intestinal health and performance of the animals. In this sense, several studies have shown how organic acids, prebiotics, probiotics, postbiotics, vitamins, enzymes, seaweeds, antimicrobial peptides, nucleotides, or plant extracts have become an interesting choice when used as feed additives in swine nutrition. Different studies highlight how these products may promote the integrity of the intestinal mucosa, the metabolism, the digestibility, the strengthening of immunity, the reduction in the incidence and intensity of post-weaning diarrhea in piglets, and the improvement of key productive parameters. However, there is no ideal or globally accepted alternative, and the suitability of the inclusion of one additive or other must be evaluated according to the characteristics of the farm where it would be implemented. Therefore, in this article, we review the effects of the main additives that are currently being used or tested in swine feeding.

Keywords: nutritional alternatives, swine nutrition, intestinal health, additives

Son muchas las enfermedades que afectan tanto a cerdos en crecimiento como a cerdas gestantes y neonatos en la industria porcina. Además, la fase de destete, que se corresponde con el momento de la maduración de las células intestinales y que se produce entre las primeras 3-4 semanas de edad, se considera como una de las fases más críticas de la etapa productiva. En ese momento también existen diversos factores estresantes como son la separación de la madre, los reagrupamientos, el cambio de ambiente y la sustitución de la leche por pienso de iniciación (Shen et al., 2011; Yoon et al., 2014; Genova et al., 2020; Kim & Duarte, 2021; Zamojska et al., 2021). Estos factores favorecen la aparición de enfermedades e implican la necesidad de emplear productos que ayuden a promover la salud en las granjas, junto con la mejora de parámetros productivos clave, como la ganancia media diaria (GMD) o el índice de conversión (IC), y la viabilidad de los lechones nacidos.

Prohibiciones y restricciones en el uso de antibióticos y oligoelementos

Hace unos años, en enero de 2006, la creciente preocupación por la salud humana y animal llevó a la absoluta prohibición del uso de antibióticos como promotores del crecimiento en los piensos en la Unión Europea (Reglamento (CE) 1831/2003). No obstante, esta prohibición provocó el uso generalizado de otros productos, como el óxido de zinc (ZnO), un compuesto inorgánico que ha sido empleado como agente farmacológico durante un largo periodo para ayudar a reducir la incidencia de la diarrea posdestete (DPD), un proceso que suele producirse en las dos primeras semanas tras el mismo, además de controlar las infecciones por Escherichia coli enterotoxigénica (ETEC) (López-Gálvez et al., 2021).

Impacto negativo del ZnO

No obstante, en 2017, una evaluación de la relación beneficio/riesgo llevada a cabo por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), determinó el gran impacto negativo del ZnO sobre la aparición de resistencias antimicrobianas y sobre el medioambiente, al tratarse de un metal pesado con una tasa de absorción relativamente baja y una alta capacidad de concentración en el estiércol, lo que lleva a que se pueda acumular en suelo y agua durante mucho tiempo (López-Gálvez et al., 2021; Lynegaard et al., 2021). Además, Vahjen et al. (2015) han demostrado que dosis altas de este compuesto más allá de las dos semanas posdestete favorecen el posible incremento de resistencias a antibióticos por parte de bacterias gram negativas.

Son estas las razones por las que, desde el año 2022 (Directiva 2001/82/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 6 de noviembre de 2001, por la que se establece un código comunitario sobre medicamentos veterinarios), se ha prohibido en la Unión Europea la utilización del ZnO en dosis terapéuticas (3.000 mg/kg). Se permite su uso solo para mantener las necesidades fisiológicas en porcino en dosis máximas de 150 ppm. A modo de resumen señalamos en la tabla 1 las principales ventajas e inconvenientes de este compuesto.

Ventajas Inconvenientes
Mejora el crecimiento de lechones Tóxico a altas concentraciones y/o durante largos periodos de administración
Mejora la digestión Contamina el medioambiente
Presenta actividad antioxidante y antibacteriana Promueve las resistencias antimicrobianas
Efecto inmunomodulador Modifica la microbiota intestinal
Reduce incidencia en diarrea posdetete en lechones

Tabla 1. Ventajas e inconvenientes del empleo de ZnO en la alimentación porcina (Bonetti et al., 2021).

Uso restringido de cobre

Otro compuesto que ha sido empleado recientemente como aditivo alimentario ha sido el cobre. Este oligoelemento forma parte de abundantes enzimas, entre las que se encuentra la ceruloplasmina, que participa en la síntesis de la hemoglobina, y por tanto es esencial para prevenir la aparición de anemia (Blaabjerg & Poulsen, 2017).

Sin embargo, al igual que el ZnO, se trata de un metal pesado, con los inconvenientes que ello conlleva. Por ello, en agosto de 2019 entró en vigor en la Unión Europea una normativa en relación con el contenido máximo permitido de este elemento químico para cada una de las distintas fases posdestete de los lechones (Reglamento de Ejecución (UE) 2022/1445 de la Comisión de 31 de agosto de 2022 por el que se modifica el Reglamento de Ejecución (UE) 2018/1039 en lo que respecta a las condiciones de autorización del quelato de cobre (II) con aminoácidos hidratado como aditivo en los piensos para todas las especies animales).

En busca de alternativas

Las prohibiciones y restricciones en el uso de antibióticos y oligoelementos, respectivamente, en la Unión Europea, han provocado una búsqueda desesperada en el sector de nuevas alternativas que mejoren la salud intestinal y el rendimiento de los lechones (López-Gálvez et al., 2021). Así, son múltiples los estudios que se han llevado a cabo en los últimos años que se centran, por un lado, en la composición y forma de la dieta, con el empleo de proteína cruda, fibra alimentaria, sustitutos de la leche y piensos líquidos fermentados, y, por otro lado, en el uso de aditivos alimentarios, tales como ácidos orgánicos, prebióticos, probióticos, posbióticos, vitaminas, enzimas, algas marinas, péptidos antimicrobianos, nucleótidos o extractos de plantas, entre otros (Bonetti et al., 2021; López-Gálvez et al., 2021).