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Fuente: ENGORMIX
www.engormix.com
Fecha: 7 de Febrero de 2019
Autores Dra: Laura Batista
Como lo comentamos en el primer artículo de esta serie, la bioseguridad es un conjunto holístico de normas preventivas y protocolos que se utilizan en la industria porcina para proteger la salud de los animales, y reducir el riesgo de entrada y diseminación de un patógeno a una granja, región o país con las resultantes pérdidas económicas. En este segundo artículo discutiremos la posibilidad de la contaminación de diferentes materias primas con patógenos importantes para la industria porcina.
La movilización e intercambio global de ingredientes ha aumentado a tal magnitud que es inminente que los países importadores de diferentes materias primas que serán incluidas en el alimento de los cerdos, establezcan un estricto programa de bioseguridad. Asimismo, las recientes epidemias de Peste Porcina Africana en China, Peste Porcina Clásica en Japón y varios países de Latinoamérica, así como la Enfermedad del Valle de Seneca en Brasil nos llevan a romper paradigmas y pensar en la vigilancia y monitoreo de vías menos tradicionales y estudiadas de posible contaminación y transmisión de patógenos: las materias primas. Aunado a esto, un dato importante a considerar es que actualmente se importan de China a los Estados Unidos de Norteamérica, 2 millones de toneladas métricas de materias primas como son grano, antibióticos, y vitaminas, entre otros. Esto ha llevado a que recientemente se establezcan nuevas y más estrictas regulaciones para el manejo de los ingredientes que se incluirán en el alimento para consumo de los cerdos. Entre otros, el otorgamiento de licencias, procesos estándares de operación (SOP, por sus siglas en inglés), establecimiento de programas preventivos de contaminación, etiquetado, trazabilidad, empaque, y el establecimiento de planes de control y contingencia.
En la industria porcina existe escasa evidencia científica de que las materias primas o alimento terminado hayan sido el diseminador de patógenos. Ejemplo de esta información fue publicado en el año 2013, donde ser concluyó que la hipótesis más plausible de la introducción del virus de la Diarrea Epidémica Porcina (vDEP) en América fue en bolsas de almacenaje contaminadas procedentes de China. En 2016 se describe un modelo para evaluar el riesgo transfronterizo de la materia prima contaminada con el vDEP, así como el efecto de dos estrategias de mitigación. Finalmente, una reciente publicación de Dee y col., 2018 describe que bajo las condiciones de un modelo de simulación de transporte trans-Atlántico o trans-Pacífico, once virus seleccionados por su importancia productiva y económica para la producción porcina, pueden sobrevivir en once materias primas seleccionadas por el volumen de importación, siete de las cuáles posteriormente serán incluidas en el alimento de cerdos. Actualmente, la Dra. Megan C. Niederwerder de la Universidad Estatal de Kansas, investiga la posibilidad de que estas materias primas contaminadas, efectivamente transmitan estos patógenos a los cerdos que consumen el alimento que incluye estos ingredientes (artículo en prensa).
El primer paso para asegurar la inocuidad de las materias primas es tener contacto directo con nuestro(s) proveedor(es). Esto nos permitirá hacer un análisis de riesgo donde se incluyan las posibles fuentes de contaminación: físicas, químicas y biológicas de las materias primas y/o el alimento. Este análisis nos llevará a establecer un programa que nos permita verificar:
a. Al proveedor, para asegúranos que tiene establecido un adecuado programa de control que evite la contaminación del material.
b. El origen y calidad de la materia prima.
c. El manejo de la materia prima para evitar una contaminación lateral durante la recolección, recepción, almacenamiento y/o transporte de la misma.
d. La vigilancia de los procedimientos de colecta, y/o producción.
e. La bioseguridad en y del transporte.
f. El programa de bioseguridad global, incluyendo al personal que labora en la empresa.
g. El programa de monitoreo activo.
h. El programa de trazabilidad.
i. La realización de auditorías internas y externas.
j. Y un plan de mitigación en caso de detectar algún producto contaminado.

Existen varios métodos de mitigación, que algunos proveedores ya utilizan de forma proactiva. O que en el caso de contaminación se pueden utilizar para neutralizar la contaminación de alguna materia prima. Dependiendo del patógeno contaminante se recomienda utilizar una o una combinación de las siguientes estrategias:
1. Irradiación.

Luz solar
Fotopurificación UV
Radiación ionizante
Ácidos y alcalinos
Formaldehido
2.Secado.
3. Temperatura
4.Almacenamiento.
5.Adición de aditivos

Ácidos y alcalinos
Formaldehido
6. Control de portadores.
Recientemente, el Centro de Información de la Salud del Cerdo (SHIC por sus siglas en inglés) presentó una matriz con la lista de once virus de importancia prioritaria basada en:
1. La posibilidad de introducción a los Estados Unidos de Norteamérica (EUA) o de convertirse en una enfermedad emergente si ya está presente en al país.
2. El impacto económica en EUA.
3. El Impacto en el mercado doméstico e internacional.
La publicación de Hayes y col. en 2011 indica que la introducción del virus de Peste Porcina Africana a los EUA tendría un impacto económico de $16.5 billones de dólares americanos únicamente en el primer año (Hayes D, Fabiosa J, Elobeid A, Carriquiry M. Economy wide impacts of a foreign animal disease in the United States: Working paper 11-WP 525. 2011; Center for Agricultural and Rural Development, Iowa State University, Ames, IA USA). Análisis similares indican que las pérdidas por el ingreso del virus de la Fiebre Aftosa y la Fiebre Porcina Clásica representarían una pérdida de $12.9-$14 billones de dólares americanos, respectivamente.
En conclusión, la introducción de cualquiera de las enfermedades mencionadas en este artículo a un(os) país(es) del continente americano, donde éstas se consideran exóticas, representaría un importante detrimento económico para la industria porcina. Perjuicio, que en mi opinión, no se ha evaluado en su contexto total, ya que además del impacto productivo y económico directo en granja, esta introducción representa una pérdida del mercado de exportación e innumerables fuentes de trabajo, así como la posible disminución en el consumo nacional. Por lo tanto, es inminente que nuestros países cambien sus prioridades e implementen un programa de compra basada en:
1. Responsabilidad y transparencia de los proveedores.
2. La salud del hato porcino del país de donde proviene la materia prima.
3. Las acciones proactivas para evitar la contaminación de las materias primas.
4. La vigilancia y monitoreo activo que eventualmente reducirán los riesgos de contaminación.
Acciones que permitirán que el hato porcino de los países importadores de materias primas para el futuro consumo de los cerdos mantenga un estatus sanitario que les permita seguir siendo competitivos en los mercados internacionales.

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