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Fuente: ENGORMIX
www.eurocarne.com
Fecha: 9 de Octubre de 2018
Autor/es: Facundo Ferraguti (INTA. EEA Oliveros), Mauro Tamagnone, Lucio Baldani (Asesores privados), Federico Barberis (COTECNA Inspection), Diego Cristos (NTA. Instituto Tecnología Alimentos – CIA.) y Ricardo Moschini (INTA. Instituto de Clima y Agua – CIRN). Argentina
Introducción
Hace más de una década la inclusión de maíces de siembra tardía en la rotación ha ido en aumento en toda la región maicera argentina. Las siembras de fecha tardía permiten reducir los riesgos climáticos del cultivo de maíz, ya que tienen más probabilidad de tener un balance de agua favorable y menores chances de sufrir golpes de calor durante el período crítico y llenado de granos (Maddoni, 2012). Si bien desde la oferta ambiental las fechas tardías tienen un menor potencial de rendimiento, el piso de rendimiento es mayor y en muchas regiones el rendimiento obtenido iguala o supera el de fechas tempranas.
Las siembras tardías exponen al cultivo a mayor presión de insectos y en algunos casos coinciden estadíos susceptibles con picos poblacionales de la plaga. Tal es el caso de la “oruga cogollera” ( Spodoptera frugiperda) y la “isoca de la espiga” ( Helicoverpa zea) (Gamundi y Perotti, 2014). En el caso de Spodoptera , existe preocupación por una mayor frecuencia de cultivos que necesitaron aplicaciones y un aumento del número de aplicaciones aún en cultivos con eventos transgénicos en los que se esperaba menor nivel de daño. En el caso de Helicoverpa , el control químico tiene una eficiencia errática y muchas veces el daño ocasionado a la espiga no justifica su implementación, por lo que la elección del híbrido es un aspecto crucial para minimizar el impacto de la plaga (Balbi y Flores 2015). No obstante, las galerías generadas en el ápice de la espiga son una fuente de ingreso de humedad y propicia la proliferación de hongos micotoxigénicos como Fusarium spp. (Munkvold et al., 1997).
Un aspecto que frecuentemente se señala como desventaja de las siembras tardías es el excesivo tiempo que el cultivo permanece en el campo hasta que la humedad del grano se considera propicia para cosecha. El objetivo principal de esta práctica es minimizar la pérdida económica que representa recurrir al acondicionamiento de la mercadería y el impacto sobre el flete. Sin embargo, en estudios recientes (Ferraguti et al., 2016), se pudo comprobar que esta interpretación no siempre es correcta, sobre todo si se tiene en cuenta el aumento de descuentos por el rubro granos dañados (Norma XII, ex SAGYP) y los costos de aplicación a la población de malezas que crece y se desarrolla durante el secado del grano. Si bien existe margen para la discusión e interpretación de resultados, lo más alarmante de este trabajo fue la evidencia de que esta estrategia de secado implicó un alto grado de contaminación con micotoxinas.
A continuación se discuten algunos puntos a tener en cuenta para definir el momento de cosecha óptimo de un maíz de fecha tardía. Los rangos de valores que se indican corresponden a experiencias realizadas en la EEA INTA Oliveros desde la campaña 2014/15 a la actual, donde se han abordado varios aspectos como fechas de siembra, comportamiento sanitario de híbridos y evaluaciones de abundancia y diversidad de especies de malezas. La metodología se puede consultar en el trabajo citado anteriormente.
Dinámica del secado de grano a campo
La Fig. 1 muestra las etapas del secado del grano a campo para un maíz de siembra tardía. Si bien existe variabilidad entre híbridos, la acumulación de materia seca cesa en el grano cuando la humedad es cercana a 30%. En este momento se considera que el cultivo alcanzó la madurez fisiológica (MF). El tiempo en días que tarda un híbrido en llegar a MF puede variar por la disponibilidad de asimilados, la temperatura media o la ocurrencia de eventos de temperaturas extremas como heladas.
A partir de MF, la tasa de secado depende exclusivamente de la humedad del grano, la temperatura y la humedad relativa durante el otoño. Si las condiciones son favorables, se pueden registrar tasas de secado entre 0.5 – 0.7% diarias. A medida que el secado del grano progresa, las temperaturas son progresivamente más bajas y la humedad relativa aumenta, se observa una ralentización de las tasas de secado. Este cambio en la tasa de secado se da a partir de un punto de inflexión (Pi) que está determinado por una combinación de factores inherentes al híbrido (morfología de espiga, chalas y grano) y las condiciones ambientales. Aún para un mismo híbrido, el tiempo (Tpi) y la humedad del grano (H°pi) en la cual se da este Pi puede variar interanualmente o por efecto de la fecha de siembra. Desde Pi en adelante, la nueva tasa es menor a la tasa inicial, entre 0.2 y 0.06 % diaria según promedios interanuales para un set de híbridos representativos del área de la EEA INTA Oliveros.

Calidad comercial
A medida que más tiempo transcurre entre MF y Te (Fig. 1) la calidad del grano se ve más afectada y aumentan los descuentos por el rubro “granos dañados”. En nuestras experiencias, los valores de granos dañados en Te se ubicaron en un rango entre 1.68 a 12.1%. En algunos casos puntuales correspondió adicionalmente descuentos de 0.50% por granos amohosados. La tasa promedio de aumento del rubro dañados desde MF a Te fue de 0.018 a 0.11% dañados/día. La mayoría de las muestras correspondieron a Grado 3, principalmente por bajo peso hectolítrico (PH), aunque algunos híbridos de alto PH y bajo porcentaje de granos dañados lograron sostener el Grado 2 que tenían en el momento del Pi. En un 7% de los casos la mercadería estuvo fuera de estándar por superar la tolerancia de granos dañados.

Análisis económico
Para el análisis económico se simularon sucesivas cosechas con la humedad del grano entre una H°Pi alta (19.5%) y la humedad de entrega (14.5%, grano “seco”). Se contemplaron los gastos de secado, la merma física, el costo del flete (flete corto 30 Km + 120 Km de flete largo) y los gastos de comercialización. Se asumió un paso por planta acondicionadora y posterior entrega en Puerto Gral. San Martín (Santa Fe).
Con los precios actuales (maíz = 155 U$S/Tn), los gastos representan un 15.6% de la cotización cuando se cosecha “seco” y en caso de mercadería con 19.5% de humedad, los gastos ascienden al 29,5%. La estrategia de esperar hasta que el grano esté “seco” tiene justificación económica ya que supone un ahorro de gastos de acondicionamiento y flete que se reflejan en un ~6% más de margen bruto con respecto a la cosecha en H°Pi (19,5%), aún teniendo en cuenta los descuentos por calidad y un coeficiente de reducción de rendimiento (0.98) atribuido a vuelco de plantas y caída de espigas.
Un aspecto que no siempre es tenido en cuenta a la hora de las comparaciones entre fechas de cosecha en maíces de fecha tardía es la influencia de la práctica sobre las malezas otoño-invernales. Esperar hasta el grano “seco” aumenta la abundancia y diversidad de malezas. El control es dificultoso ya que la aplicación debe alcanzar efectivamente a individuos debajo del rastrojo que en general se han rusticado por frío y sequía (Papa et al., 2010), por lo que es normal que las aplicaciones fallen y se deba recurrir a principios activos más costosos y/o aumentar el número de aplicaciones.
Contemplando variaciones en las estrategias de control en búsqueda de mayor probabilidad de éxito (diferentes principios activos y número de aplicaciones), la diferencia de margen bruto entre cosechar “seco” vs H°Pi cambia a 2.2% cuando los controles son eficientes e incluso llega a invertirse la relación (-1.46%) cuando es necesario repetir aplicaciones (Fig.2).
Contaminación con micotoxinas
Se estima que anualmente el 25% de los cultivos es afectado por los 3 principales géneros de hongos micotoxigénicos: Aspergillus, Fusarium y Penicillium. La proyección es que ante un escenario de cambio climático la presencia de micotoxinas aumente e implique progresivamente un riesgo mayor para la salud de los animales y humanos que las consumen.
Debido a las características ambientales de la región maicera argentina, la ocurrencia de podredumbres de espiga (aparejado a la presencia de micotoxinas) es de naturaleza endémica (Presello et al., 2007). Martinez & Moschini (2014) demostraron a través de un modelo predictivo de fumonisinas que las siembras tardías son más propensas a contenidos altos de fumonisinas. Recientemente, Moschini et al., 2018, estudiaron para maíz el efecto de las condiciones meteorológicas en pre cosecha sobre el contenido de fumonisinas. Señalan la existencia de una ventana de alto riesgo alrededor de floración, donde la ocurrencia de períodos de sequías y golpes de calor seguidos de períodos de lluvia y alta humedad relativa afectan la morfología de la espiga y chalas y pueden predisponer una segunda ventana de riesgo para alrededor de MF.
Nuestras experiencias a campo, con inoculación natural, exploramos la probabilidad de que la prolongación del período de secado de grano durante el otoño-invierno brinde condiciones favorables a la colonización de hongos (sobre todo en las heridas causadas por Helicoverpa ) o continúe la producción de micotoxinas en granos colonizados previamente en los períodos mencionados.
En las campañas estudiadas, las micotoxinas más relevantes fueron vomitoxina (deoxinivalenol/DON) y fumonisinas (Fb1+Fb2). En concordancia con trabajos anteriores (Chulze et al. 1996), se observó que, aunque con variabilidad en los valores, a medida que se demora la cosecha los niveles de micotoxinas son comparativamente mayores en las cosechas tardías que en Tpi. Esperar hasta Te, significó un aumento en la concentración de DON de 9.6 ppm a un alarmante 110 ppm, mientras que en el caso de las fumonisinas totales el rango estuvo entre la ausencia de detección y 10.2 ppm (Fig.2).

Micotoxinas y producción animal
El impacto económico en la producción animal está asociado a diferentes factores. En primer lugar, los granos de maíz colonizados completamente por hongos pierden valor como alimento. O’Keeffe, 2003 determinó una reducción de la concentración de aceite (-62.5%), proteínas (-6.7%) y de la energía metabolizable (-4.6%) en granos amohosados.
Dependiendo de la especie y la categoría del individuo que se alimenta, la presencia de micotoxinas puede provocar una caída en el consumo, una reducción de la ganancia de peso, el aumento de la incidencia de enfermedades debido a la inmunodepresión, el daño a órganos vitales y la interferencia con la capacidad reproductiva. Es frecuente que en las espigas de maíz coexistan más de un patógeno y sus respectivas micotoxinas. El resultado es un impacto negativamente sinérgico en la salud y productividad animal en comparación con los efectos individuales. (Smith y Seddon, 1998).

Consideraciones finales
Los resultados expuestos corresponden a tan sólo 3 campañas analizadas en una misma localidad, por lo que deben interpretarse con cautela. No obstante, forman parte de un cuerpo de evidencias que sustenta la preocupación por las implicancias aparejadas al secado a campo del maíz en fecha tardía.
Los beneficios del secado a campo se reducen si se tienen en cuenta los gastos extra para el control de malezas y sobre todo si el grano es destinado para producción animal propia. A su vez, supone un riesgo para la salud de la población que ingiere en forma directa el grano o indirectamente a través de productos de animales que consumieron granos contaminados (CAST, 2003).
La cosecha del grano en H°Pi es una opción de compromiso que disminuye el impacto negativo de las micotoxinas, reduce riesgos por vuelco o quebrado, permite un control temprano y más barato de las malezas invernales y no implica necesariamente reducción del resultado económico.
Actualmente existe una demanda global de granos más sanos e inocuos, por lo que las regulaciones de los países compradores influyen sobre la forma en que los países que quieran exportar deberán producir (Ricca et al., 2014). Una vez que el grano se contaminó con micotoxinas es muy difícil neutralizarlas o eliminarlas, ya que son muy termoestables (toleran +90°C), son resistentes a la aplicación de compuestos químicos y la inactivación física (secuestrantes) o biológica (enzimas) tiene aplicaciones prácticas reducidas. La forma más práctica de combatirlas es a nivel de campo tratando de minimizar su generación en pre cosecha y evitar la contaminación en las siguientes etapas de la cadena de producción.

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