Fuente: DIARIO VETERINARIO
Fecha: 30 de Septiembre de 2022
La listeriosis, una infección provocada por el consumo de alimentos contaminados por la bacteria Listeria monocytogenes, puede provocar enfermedades graves en mujeres embarazadas, recién nacidos, ancianos y personas con sistemas inmunitarios comprometidos.
La listeria es la tercera causa principal de muerte por enfermedades transmitidas por los alimentos o intoxicación alimentaria en los Estados Unidos. Se estima que 1.600 personas se enferman cada año y unas 260 mueren, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Actualmente, la contaminación por Listeria en productos alimenticios se identifica únicamente a través de pruebas moleculares realizadas en laboratorios de diagnóstico en muestras tomadas en puntos de control específicos durante el proceso de fabricación y distribución. Aunque es muy preciso, este método requiere un tiempo de procesamiento significativo, transporte de muestras y equipo y mano de obra calificada.
Sobre este asunto, un nuevo estudio ha validado un método de diagnóstico rápido basado en principios de biosensores electroquímicos. Los biosensores electroquímicos son alternativas prometedoras a los métodos de detección molecular debido a su facilidad de uso, alta especificidad, sensibilidad y bajo coste, según los investigadores.
Los investigadores han utilizado bacteriófagos, virus que infectan y se replican dentro de las bacterias, como biorreceptores para identificar L. monocytogenes mediante un sensor electroquímico.
«Los bacteriófagos son virus que atacan a las bacterias; son muy específicos y solo atacarán a su objetivo. Podemos aprovechar su especificidad y asegurarnos de que solo se detecte L. monocytogenes en nuestro sensor con poca interferencia de agentes biológicos”, han explicado los autores.
Una vez que los bacteriófagos atraen a la bacteria objetivo, traducen la información bioquímica en una señal eléctrica que indica la presencia de contaminación.
Aunque los investigadores han probado su sistema solo en un entorno de laboratorio, planean aplicar lo que han aprendido hasta ahora a muestras reales de alimentos contaminados. Si tiene éxito, podrían optimizar aún más sus sensores para satisfacer las necesidades prácticas de diagnóstico temprano y rápido en la industria alimentaria.
“Desde nuestro punto de vista, este sensor puede ser parte de una línea de producción de alimentos. Un fabricante puede usar el sensor como una herramienta de preselección para detectar contaminación”.
Actualmente, la industria alimentaria envía muestras de productos a laboratorios especializados que analizan las muestras para detectar contaminación. Este proceso puede demorar de tres días a dos semanas, lo que significa que los productos que contienen Listeria pueden llegar a los consumidores antes de que se identifique el problema.
“Nuestro enfoque permitirá a los fabricantes de alimentos evitar retiros del mercado y encontrar contaminación bacteriana en minutos en sus líneas de producción. Esta prueba también salvará vidas y evitará que los productos contaminados lleguen a los estantes de los supermercados”, celebran.