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Fuente: ENGORMIX

www.engormix.com

Fecha: 4 de Octubre de 2022

Autor: Verónica Yepes Medina, Especialista en Microbiología e Inocuidad. Colombia

La medición de la diversidad es importante para comprender la estructura y la dinámica de la comunidad microbiana, pero ha sido particularmente desafiante debido a que aunque se ha demostrado que los datos producidos por la secuenciación del alto rendimiento son extremadamente útiles para entenderlas, la interpretación de estos datos puede verse afectada por los retos estadísticos que se presentan en su análisis o por los sesgos que puede introducir en las estimaciones de composición debido, por ejemplo, a variaciones en el número de copias del 16S rRNA por genoma, eficiencias desiguales en los cebadores de la PCR en diferentes especies y el uso de diferentes subregiones del gen. Además del alto nivel de conservación de su secuencia limita el poder de resolución de organismos estrechamente relacionados. A pesar de lo anterior, la caracterización de la comunidad microbiana utilizando secuencias de genes de la subunidad pequeña del ARN ribosomal (16S) ha revelado una diversidad extensa, previamente insospechada, que solo estamos comenzando a dilucidar, especialmente ahora que las tecnologías de secuenciación avanzadas están produciendo conjuntos de datos que contienen cientos de miles de secuencias de cientos de muestras.
Los esfuerzos para cuantificar la diversidad microbiana a menudo utilizan métodos basados en taxones que ignoran el hecho de que no todas las especies están igualmente relacionadas, lo que puede oscurecer patrones importantes en los datos. Por ejemplo, la diversidad α (diversidad dentro de las comunidades, es una métrica que permite la evaluación de la diversidad dentro de un entorno o diversidad inventario, que expresa la cantidad de la diversidad local o diversidad en la escala espacial de análisis más pequeña) a menudo se estima como el número de especies en una comunidad (riqueza de especies), y la diversidad β (partición de la diversidad entre comunidades, es decir, que corresponde a una métrica de diversidad de diferenciación que permite evaluar la rotación en diversidad entre ambientes, es decir la rotación entre las poblaciones locales) a menudo se basa en el número de especies compartidas. Los métodos para medir la diversidad α y la diversidad β que dan cuenta de los diferentes niveles de divergencia entre los individuos se han aplicado recientemente de forma más generalizada. Estos métodos son más poderosos que los métodos basados en taxones porque los microrganismos en una comunidad difieren dramáticamente en la similitud de secuencia, lo que a menudo también se correlaciona con la similitud fenotípica en características clave como las capacidades metabólicas. Por lo tanto, los métodos basados en la divergencia brindan nuevos conocimientos sobre la estructura y función de las comunidades microbianas.

Con el marco general anterior, hablemos de las contribuciones de las medidas filogenéticas en el análisis de comunidades microbianas. Las diferencias filogenéticas entre especies pueden basarse directamente en sus historias evolutivas, ya sea en forma de clasificación taxonómica o árboles filogenéticos bien respaldados; estas medidas son especialmente relevantes para las aplicaciones de conservación, ya que cuantifican la cantidad de historia evolutiva preservada por el conjunto.
La métrica filogenética más utilizada es la diversidad filogenética de Faith (1992) que se define como “la suma de las longitudes de ramas de un árbol filogenético que conecta todas las especies del conjunto objetivo” y esta puede considerarse como una generalización filogenética de la riqueza de especies, sin embargo, no considera la abundancia de las especies y es una opción adecuada en aquellas aplicaciones en las que la presencia/ausencia de una especie es todo lo que importa. Pero existen ventajas importantes al incorporar información sobre abundancia en las medidas de diversidad filogenética, por ejemplo, algunos impactos humanos pueden resultar en la simplificación filogenética de un ecosistema, reduciendo la proporción de la población de especies filogenéticamente distintas en relación con las especies típicas. Una medida basada en la abundancia puede captar este efecto antes de que conduzca a extinciones reales. Podría decirse que lo anterior corresponde a medidas tradicionales de diversidad de especies, donde todas las especies se consideran igualmente diferentes entre sí y su análisis se realiza desde dos enfoques, uno paramétrico que asume una distribución de abundancia de especie particular o una distribución de abundancia de rango de especie y luego se usan los parámetros de la distribución para cuantificar la diversidad, sin embargo, a menudo no funcionan bien y los resultados no son interpretables a menos que se conozca la distribución de abundancia de especies “verdadera”. Y los enfoques no paramétricos , cuyas medidas no paramétricas sensibles a la abundancia más utilizadas son la entropía de Shannon y el índice de Gini-Simpson.

Sin embargo, ante la incertidumbre que pueden generar estos dos enfoques se adopta el uso de los “números de Hill” también llamados “numero efectivo de especies” como la mejor opción para cuantificar la diversidad de especies basada en la abundancia dado que obedecen al “principio de replicación o propiedad de duplicación, es decir, que son lineales con respecto a la adición de especies igualmente comunes y proporciona un enfoque unificado para integrar abundancia y filogenia. Así pues, la interpretación de los números de Hill son útiles en estudios ecológicos para examinar las relaciones filogenéticas de las especies dominantes en un conjunto de ensambles o aquellos que examinan la diversidad funcional (q = 2); también enfatizan en especies raras, por lo que son útiles cuando la información de abundancia no es necesariamente relevante (q= 0) y finalmente se puede interpretar el peso de las especies de acuerdo con sus frecuencias sin favorecer especies dominantes o raras (q = 1).
En ese mismo orden, Unifrac ponderado es una medida cuantitativa de la diversidad β que puede detectar cambios en cuántas secuencias de cada linaje están presentes, así como detectar cambios en qué taxones están presentes. Esta capacidad es importante porque la abundancia relativa de diferentes tipos de bacterias puede ser fundamental para describir los cambios en la comunidad, de tal modo que Unifrac ponderada es adecuada para detectar diferencias en la abundancia incluso cuando los grupos generales de organismos están presentes en cada muestra siguen siendo los mismos.

En conclusión la inclusión de la abundancia relativa de las especies y la dimensión filogenética permite evaluar la correlación o no dentro y entre las especies bajo condiciones espacio-temporales específicas, es decir, la distribución de las comunidades microbianas es influenciada significativamente o no por factores ambientales como: temperatura, distribución geográfica, contenido de sal, concentraciones de oxígeno, dióxido de carbono, nitrógeno, incluso por presiones naturales que permiten su divergencia o no y lo que en últimas permiten las pruebas contempladas es entregar información con la que se puedan establecer dichas correlaciones.

Referencias
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